QuitoEn360 | 04/04/2021 | 0 Comments

Casa Ulloa

Los primeros datos de esta propiedad datan de enero de 1707, cuando el latacungueño Juan de Anguieta Lozano funda una capellanía sobre la misma.

Varios años más tarde pasa a manos de la familia Leiva, que la ocuparía por más de un siglo.

De hecho, el censo de 1768 ubica como propietaria a Antonia Príncipe Quinteros, viuda de Leiva, que vivía allí con sus diez hijos y una criada, además de tres inquilinos, no tenía tiendas hacia la calle.

El 30 de diciembre de 1825 fray Juan Leiva la vende al sargento mayor Nicolás Echeverría, en la que viviría su hija Rosa, tal como consta en los documentos de venta de una casa en la acera del frente en 1827.

El 14 de marzo de 1831, luego de la muerte del Sargento, la casa de dos pisos fue sacada a remate y vendida en 1.625 pesos a Francisco del Corral Jiménez, empleado de correos.

Corral la poseyó por menos de dos años, pues el 12 de noviembre de 1833 la vendió al sacerdote Manuel Vicente Betancourt y González.

Durante esta época viviría en ella un joven Gabriel García Moreno, cuando era estudiante entre 1836 y 1846.

Para 1888 ya aparece como la tercera propiedad de la cuadra en el plano de Gualberto Pérez, en el que se puede apreciar que posee un gran patio central.

En algún punto posterior se debió vender la galería sur a la casa vecina por ese costado, quedando únicamente la estructura con tres de los corredores que rodeaban el patio.

Durante la década de 1930 la casa pasó a manos de la familia Ulloa, quienes mandaron a reconstruir la casa con el ingeniero español Francisco Ramón, y contrataron al afamado escultor imbabureño Luis Mideros para embellecerla en ese estilo art-nouveau tan poco practicado en la ciudad hasta entonces.

Es este precisamente el diseño que ha llegado hasta nuestros días, manteniendo además el uso mixto para el que fue concebido, como vivienda y comercio.

Fuente: LosLadrillosDeQuito


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