El cazador de fragancias
En San Miguelito de Píllaro se dio un caso singular, tanto por lo terrorífico como por la similitud de las circunstancias con una obra literaria, como es ‘Don Juan Tenorio ’ de José Zorrilla, escritor español.
En la obra Don Juan era un hombre mujeriego, en la leyenda también, aunque de él solo sobrevivió su apellido. A este hombre de San Miguelito se lo conocía como Don Tenorio y se dedicaba a ‘cazar fragancias’, es decir a seducir mujeres.
Un día Don Tenorio quiso conquistar a una mujer muy difícil de convencer para demostrar su habilidad de gran amador. Ella era una hija de María, como se conocía a las mujeres que se estaban iniciando en el camino a la santidad. Don Tenorio la esperaba afuera de la iglesia con mucha paciencia.
Al principio las propuestas del seductor fueron rechazadas, pero dada la insistencia, la joven aceptó. Quedaron en ir a una casa alejada al atardecer. La muchacha dirigió a su amor a una habitación. Don Tenorio entró a un cuarto pequeño y encontró siete velas prendidas en el centro, cuando el seductor se acercó un viento borró toda luz. El hombre al principio llamó a su amante, pero no hubo respuesta, ni salida. Al tercer día el panteonero del cementerio escuchó los gritos débiles de Don Tenorio.
Muchos en el pueblo ayudaron a quitar las piedras de la tumba, de donde salió el seductor, que apenas liberado pidió permiso al pueblo que ya se había congregado ante tan extraño hecho.
Fuente: Diario la Hora
