El Dedo Misterioso
Cuenta la leyenda que en el convento de San Francisco habían dos aspirantes a sacerdotes, Leónidas y Antonio.
Ambos acostumbraban bromear sobre sus superiores. Una noche caminaban por el patio principal del convento y una persona tocó la campana de la portería.
Antonio fue a ver quién era y se llevó una sorpresa, pues una anciana muy fea, que tenía tapado su rostro con un velo y sobresalía su nariz y barbas, preguntó por el padre Anselmo.
El joven regresó muy contrariado y le dijo a su amigo que no atendería a esa anciana, cuya nariz era parecida a la de sus superiores.
Al cabo de cinco minutos, un dedo se le apareció cerca de la nariz a Antonio. Con el correr del tiempo, Antonio cayó en una profunda depresión, pues el dedo le seguía haciendo señas de que le siga.
El seminarista le confesó esta visión a su superior, quien le mandó como penitencia participar de una novena para pedirle a Dios una visión.
Luego de los nueve días, el dedo le seguía haciendo señas. El superior le dijo que podría tratarse de una visión de Dios y le aconsejó seguirlo.
Antonio comenzó a seguir al dedo, mientras sus amigos y superiores iban tras él.
Al pasar por un arco, el estudiante se detuvo y giró a la izquierda, hacia donde existe una puerta de piedra que da a la capilla de Villacís.
Dice la leyenda que la puerta se abrió y ordenó a Antonio entrar. Sus amigos y superiores también quisieron entrar, pero la puerta se cerró y nunca más se supo qué pasó con el seminarista.
Fuente: La Hora
