Escuela de Artes y Oficios
La historia de este edificio se remonta a la época garciana, llamada así debido no sólo a las dos presidencias de Gabriel García Moreno, sino a su enorme influencia en la vida política y cultural del país.
Su marcada religiosidad le llevó a poner en manos de la Iglesia varios aspectos vitales para el funcionamiento del Estado, entre ellos la educación.
Así, con la finalidad de formar a los jóvenes en los oficios mecánicos que tenía previsto necesitar para su plan de modernización del país, en 1871 fundó el llamado Protectorado Católico, una delegación de la organización neoyorquina homónima, ciudad de donde además fueron enviados los primeros profesores. Las clases iniciaron el 9 de noviembre de ese mismo año.
Para la instalación de la sede fueron adquiridas tres quintas ubicadas al pie del Pichincha, por la zona alta donde nacía la Quebrada de Jerusalén (hoy Bulevar 24 de Mayo), que con el tiempo llegaría a tomar el nombre de la vecina parroquia de San Roque.
Allí se levantaron algunas instalaciones provisionales para iniciar labores el 1 de marzo de 1872, mientras se planificaba la construcción de una definitiva.
García Moreno encargó el diseño del nuevo edificio al arquitecto prusiano Franz Schmidt, que había llegado al país por invitación expresa del Presidente para colaborar en la construcción de las grandes obras que tenía planificadas para llevar al Ecuador hacia la modernidad.
Lo curioso es que como parte de la formación técnica de los estudiantes, estos fabricaron los ladrillos que después se usaron en la construcción, así como los muebles que se ocuparon para los interiores.
Invitados pro el presidente José María Plácido Caamaño, en 1888 llegaron al país los primeros miembros de la Orden Salesiana desde Argentina, y se pusieron al frente de la institución.
El 18 de febrero comenzó el Oratorio festivo y el 15 de abril se inauguraron los Talleres Salesianos del Sagrado Corazón, poco tiempo después cambiarían el nombre de Protectorado Católico por el de Escuela de Artes y Oficios.
Fuente: Los Ladrillos de Quito
