Esquina de la Virgen
La ya casi olvidada Esquina de la Virgen ha estado en el mismo lugar durante al menos ciento cuarenta años al 2018, apenas a unos pasos del parque La Alameda y en una de las intersecciones más transitadas de la ciudad: la esquina formada por la avenida 10 de Agosto y la calle Antonio Ante.
Pero su historia viene de mucho tiempo atrás, y tiene su origen en una guerra del siglo XVI.
A inicios de la época colonial tuvo lugar la llamada Guerra Civil de los Conquistadores del Perú, en la que se enfrentaron los Pizarristas que seguían a Francisco y Gonzalo Pizarro, contra los realistas que obedecían al virrey de Perú Blasco Núñez de Vela.
En el marco de esta guerra y en el preciso lugar donde hoy se encuentran el parque La Alameda y sus alrededores, el 18 de enero de 1546 sucedió la llamada Batalla de Iñaquito, en la que salieron triunfantes los pizarristas y decapitaron al virrey Núñez de Vela.
Sin embargo, el triunfo de Pizarro fue efímero, y poco tiempo después la Corona española se hizo nuevamente con el control de Quito y Perú.
Entonces se levantó una capilla conmemorativa en memoria del Virrey asesinado. Esta capilla se ubicaba supuestamente en el lugar exacto donde había caído muerto, y debido a que la fecha de su deceso coincidía con el santoral de Santa Prisca, la capilla fue llamada así.
Ya en la época republicana y durante el Gobierno de Gabriel García Moreno, los terrenos al sur de la actual calle Antonio Ante, y hasta el predio del Banco Central, fueron entregados a los jesuitas para que allí construyeran el Seminario Menor, derrocando para ello la vieja capilla de Santa Prisca y erigiendo un gran edificio neoclásico de planta cuadrada con patio interior
Los devotos vecinos al norte del nuevo Seminario Menor se negaron a ver desaparecer la memoria de la capilla y reunieron dinero para levantar una pequeña escultura de piedra de la Virgen, misma que colocaron en una pequeña hornacina en el muro que rodeaba el predio de los jesuitas, justamente en la esquina de las actuales 10 de Agosto y Antonio Ante.
Fuente: LosLadrillosDeQuito
