Laguna de Iñaquito
Según la leyenda, Yira era esposa de Quitumbe. Ambos procrearon un hijo, a quien bautizaron como Guayanay. Quitumbe, un hábil guerrero indígena, abandonó a su mujer, porque tenía que consolidar el reino de los Quitus.
Durante años, Yira esperó por su esposo, pero jamás tuvo noticias de éste. Cansada de esperar, la mujer cayó en una profunda depresión y al final se quitó la vida. Años después, murió Quitumbe.
Por ser un buen guerrero y líder, los restos de Quitumbe fueron honrados al pie de una enorme piedra. Allí también levantaron un altar en honor a Yira, su leal esposa.
Al cabo de algunos años, los indígenas comenzaron a ver en las nubes el rostro de Yira. Entonces se corrió el rumor de que ella se aparecía siempre en el cielo.
Una laguna inmensa se extendía desde la zona de Cotocollao hasta la parte alta de lo que hoy es el sector de Iñaquito. Esta se secó y los indígenas lo atribuyeron a Yira.
Fuente: LaHora
