Palacio de Carondelet
Carondelet el nombre del palacio de gobierno es por el último presidente de la Real Audiencia de Quito conocido como el Barón de Carondelet. y en honor a el se le colocó el nombre de éste ilustre personaje de la historia. La edificación guarda entre sus muros la historia de nuestro país su nombre se debe al último presidente de la Real Audiencia de Quito, Francisco Luis Héctor, Barón de Carondelet. Los quiteños, reconociendo el aporte realizado para la ciudad por ese ilustre personaje, le bautizaron como Palacio de Carondelet, este legado acompaña a la historia del país y los muros de este edificio guardan los secretos de todos los gobiernos que han dirigido los destinos de la República del Ecuador.
En la entrada dos granaderos de Tarqui dan la bienvenida a los cientos de turistas que a diario llegan al Palacio, una obra construida en el siglo XVI, que siempre representó el poder político, cultural y religioso de la sociedad ecuatoriana. Ahora además, constituye una joya arquitectónica, en el corazón colonial de Quito.
Al ingresar observamos una plazoleta interna que divide en dos al palacio: una parte que en sus inicios estuvo dedicado a la administración pública y la otra como residencia de los gobernantes. En la actualidad, el palacio es la oficia central del gobierno y poco sirve como residencia, aunque conserva las habitaciones y espacios de una casa de gobernantes. El Presidente tiene ahí su despacho. Se sabe que él está dentro, si en la puerta de su despacho se apuestan otros dos granaderos de Tarquí.
El recorrido es guiado por el Palacio, y comienza en el descanso que une a la planta baja con el primer piso, donde se ubica la Bandera Nacional, el símbolo patrio de reverencia; y detrás, en las paredes, un mosaico de la travesía que Francisco de Orellana hiciera para descubrir el Río Amazonas. Es una obra en pequeñas baldosas de vidrio pintado elaborado por el reconocido artista, Oswaldo Guayasamín.
En el segundo piso está el despacho Presidencial y tres salones: El Salón de Gabinetes donde se reúne el Presidente y sus ministros. El Salón de Banquetes, en cuyo centro hay un gran mesón rodeado de sillas de madera ricamente labrada, que sirve para la recepción de ilustres visitantes.
El lugar está rodeado de cuadros y esculturas de la Escuela Quiteña, muebles que fueron utilizados por presidentes como Gabriel García Moreno y Eloy Alfaro, junto a lámparas que reflejan el arte del siglo XVIII, forman parte del inventario de objetos que se exhiben en los pasillos del palacio convertido en museo.
En los corredores destaca la muestra “El Ecuador ya es de todos”, que incluye unos 800 obsequios que mandatarios y altas autoridades del exterior han hecho al Primer Mandatario: medalla, platería, artesanía y otras decenas de finas figuras.
En la parte posterior del salón se ubica una pequeña capilla u oratorio con un artesonado de madera y pan de oro, construida a principio de la década de los años noventa, y que en el pasado servía como sala para descansar o fumar después de los banquetes. A un costado de ese espacio hay una puerta de salida hacia el balcón del Palacio, desde donde el Presidente observa los lunes el cambio de guardia presidencial, una vistosa ceremonia castrense realizada por los soldados del grupo granaderos de Tarqui.
Por último, en el mismo piso, se encuentra el Salón Amarillo o de los Presidentes, donde se suelen efectuar diversos actos protocolarios como la investidura de ministros. En ese salón destacan las pinturas de todos los presidentes de la historia republicana, ubicadas en la parte superior de cada una de sus paredes.
La visita concluye con el obsequio de una fotografía que sintetiza la visita realizada al Palacio de Carondelet, edificio que se erige frente a la Plaza Grande, también llamada de La Independencia, porque ahí se ubica el monumento a los héroes del 10 de agosto de 1809.
Fuente: goraymi.com
